martes, 22 de octubre de 2013

Uno de tres (2ª parte)

Aproveche el momento para arrodillarme nuevamente entre tus piernas, ahora nada nos distraería, acaricie el interior de tus muslos, otro estremecimiento recorrió tu cuerpo, la piel de gallina hizo acto de presencia enseguida, aun seguías sensible, muy sensible, subí besando cada poco tus piernas, muy suavemente, cada poco dejaba que mi lengua saliera de mi boca y acariciara un tramo de tu piel para prepararte para el siguiente paso… el olor de tu sexo comenzaba a embriagarme y la suavidad de tu piel me indicaban a las claras el camino a seguir pero tú querías que no perdiera el tiempo, apoyaste una mano sobre mi cabeza y con firmeza me llevaste hasta tu sexo, me resistí, quise hacerte esperar mas pero tenía unas ganas tremendas de complacerte… tu sexo brillaba por la humedad de la excitación que te embargaba, su olor algo acido me recordó a los limoneros, su aroma fresco y ligero me estaba emborrachando… tan sugerente, lentamente, beso a beso me acercaba a él, ya ansiaba humedecer mis labios en tu sexo, sentir el calor que manaba, saborearlo pausadamente, empaparlo con la saliva que ya casi goteaba de mi boca… necesitaba llenar mi boca de él… lo bese y no pude mas… la locura me pudo y comencé a besarlo de arriba abajo dejando que mi lengua lo humedeciera mas, deje de sentir, de buscar… mi mente se lleno de ti, de sensaciones ajenas a mí, solo quería sentir lo que tu sintieras y para alcanzar esa conexión solo tenía que usar mi boca, mi lengua y así lo hice, ahonde mas y mas hasta llegar a tu clítoris excitado a más no poder, lo note mojado y duro, un botón dulce entre la piel más suave que podía soñar, descontrolado deje que mi lengua se moviera libremente, tu cuerpo reaccionaba a cada movimiento, contracciones y espasmos te invadieron… abriste los muslos al máximo para darme espacio y libertad, me aproveche de ello y pase mis brazos bajo tus muslos para agarrar tus caderas y empujar tu pelvis hacia mi cara, quería penetrarte con mi lengua, sentir como mi cara se perdía en tu interior, mi lengua seguía moviéndose con vida propia, sabía lo que te gustaba y como así que te lo demostró sin paliativos, sin contemplaciones, tu espasmos fueron en aumento y tus caderas comenzaron a moverse descontroladas, el clímax te inundaba, la explosión de placer fue bestial, tus manos me apretaron la cabeza contra tu sexo y no me resistí, quería recibir todo tu orgasmo y no me contuve al abrir mi boca al máximo sin dejar de mover mi lengua que seguía encontrando su camino entre espasmo y espasmo, apreté mis manos en tus caderas para poseerte con mi boca, tus gritos de placer eran indescriptibles, sensuales, excitante. Mi  pene palpitaba como si fuera el quien tenía el orgasmo… me volvía loco de lujuria provocar tanto placer, me encantaba, la satisfacción me invadió, el orgullo… me sentía realizado como hombre… aflojaste tus manos, tus dedos se distendieron y se relajaron tus muslos, yo levante mi cabeza y la gire… nuestro visitante estaba extasiado, volvía a tener el miembro erecto y se masturbaba con fuerza, tu dejaste escapar un suspiro de placer y satisfacción, un si prolongado y casi inaudible, estabas con la respiración más que alterada, es sudor corría por entre tus pecho que bese tiernamente, te estremeciste y agarrando mi cabeza con tus manos me besaste en la boca con frenesí y despreocupadamente me empujaste hacia arriba, te sentaste y me pusiste derecho… mi pene seguía erecto, con el glande en un rojo carmesí muy marcado y un brillo lustroso por lo estirado de la piel… lo agarraste con suavidad y lo colocaste entre tus pechos, lo mojaste con tu sudor, lo mirabas con ansia y deseo… lo vi venir, abriste la boca y desesperada lo comenzaste a chupar alocadamente, mi excitación era tal que el primer espasmo de placer me cogió tan de sorpresa que  me hizo tambalear, arquee la espalda y te penetre la boca tan profundamente que te provoque una arcada, ni te inmutaste, tu seguías a lo tuyo… oí un si prolongado y tembloroso, era nuestro visitante que se masturbaba ahora tan enérgicamente que sus testículos subían y bajaban al compas de su mano, estaba alocado, era tan fuerte sus embates con la mano sobre su pene que había momentos que su mano cubría su glande al subir… yo sabía que estaba de nuevo preparado para otro orgasmo, el no apartaba la vista de tu boca que insaciable se introducía mi pene hasta tocar la garganta, tu saliva ya goteaba por mi escroto y la mano que sujetaba mi pene estaba empapada… yo solo sentía como te movías imparable, como me entregabas todo tu placer devolviéndomelo multiplicado… comencé a sentir las agudas sensaciones del clímax, ese instante en el que el cielo y la tierra son uno, pierdo la noción de todo, mi cuerpo se contrae y mis músculos se agarrotan como a la espera de hacer un esfuerzo sobrehumano, de lanzar mi cuerpo al vacio… mis rodillas tiemblan, te das cuenta de ello, me rodeas con las manos las caderas y te impulsas atrás y adelante con la fuerza de tus manos haciéndome moverme a mí también, el éxtasis es total, te agarro la cabeza e intento sacar mi pene de tu boca pero te niegas y empujas mas con tu manos en mis caderas… mi pene te penetra de nuevo hasta la garganta y mi glande la invade, otra arcada, esa contracción me destroza el último control que me quedaba y me dejo llevar por el clímax… mi cuerpo expulsa todo mi orgasmo en tu garganta y tu continuas impasible con tus movimientos pero lo hacías mas profundamente, lo querías todo para ti, no perder ni una gota, sentía como las palpitaciones de mi glande llenaban tu boca y me enloquecía con esa sensación, gemía de placer y de dolor provocado por el roce de tus dientes en mi pene pero no podía apartarme de ti… no me dejabas y seguías sorbiendo todo lo que de mi salía. Nuestro visitante de pie se masturbaba de un modo bestial, con su pene en horizontal, apuntando hacia nosotros, se estremecía, alocado entre jadeos y gemidos descontrolados volvía a tener otro orgasmo, esta vez sus fluidos volaron literalmente, movía su mano y sus caderas sin prestar atención a nada, si atisbo de vergüenza o compostura, sudaba copiosamente… había perdido la cabeza ante tu acto de sumisión para conmigo, el ver tu felación lo había desquiciado hasta el límite… cayó en la silla con la vista desenfocada y la respiración sin ritmo continuo… yo tuve que apoyar mis manos en tus hombros para tener un punto de apoyo al que aferrarme y no caer al suelo por la pérdida de control de mi cuerpo gracias al orgasmo que acababa de soportar, tu frenesí decayó poco a poco pero seguías con mi pene en tu boca, ahora lo sorbías como si fuera algo delicado y dulce, me provocabas de vez en cuando un espasmo al tocar mi glande con tu lengua y lentamente ibas dejándolo salir… lo besaste tiernamente un par de veces y me dejaste caer a tu lado en la cama…

Tu cara de satisfacción lo decía todo, me habías poseído completamente, en cuerpo y alma… y habías provocado la locura a otro hombre si ni siquiera tocarlo, habías jugado con su sexualidad y su mente a tu antojo… todo un logro, habías logrado un trió de dos componentes y solo tocando a uno de tres… todo un logro.

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